MÚSICA,
CANTO, BAILE Y ÉL
Por: Lely del Rosario Delgado Loayza.
La música, y sobre todo, lo que subjetivamente a mis sentidos suena como "buena música", me inspira casi siempre, en mi mente se mezclan sensaciones inefables, descarga de hormonas y muchas líneas escritas en lo abstracto de mi intelecto llenas de pensamientos que muchas veces allí mismo se desvanecen porque no decido concretar en el instante aquello que surge al compás de lo escuchado, sin embargo, esta vez estas notas de guitarra han incentivado en mi ser el deseo de plasmar en lenguaje escrito algo para compartir.
Sugiero realizar la lectura escuchando el fondo musical del plectro y acompañarme en esta aventura algo poética.
Me
tomo el tiempo suficiente para acomodar, regular y ecualizar los medios
electrónicos necesarios que reproduzcan estas melodías con la mayor fidelidad
posible, las escucharé sin prisas, plácidamente en tu compañía y cobijada en
tus brazos, percibiendo tu envolvente e intenso abrazo que a la vez es cortés y
amoroso lleno de caricias que sabes prodigar con exactitud y logras hacerme
sentir viva, siento tu respiración calmada y sé que en cada inspiración te
deleitas en sumo grado con ese “aroma a bebé” que te apasiona… sonríes y diriges
hacia mi esos vivaces iris coloreados con matices de pardo y verde rodeados por
una circunferencia azulina oscura que veo y los asemejo a fulgurante cristal
“hunter greenish fire” por el brillo especial que toman cuando me miras profundamente…
en silencio cortejas este maravilloso momento musical que, como siempre, comprendes
que lo disfruto hasta el éxtasis porque mi alma se encuentra total y plenamente
embargada por la alegría, la admiración y el goce de cada vibrar de cuerdas de
esa guitarra y cada acorde ejecutado haciendo que las notas musicales penetren
mi ser infinitamente hasta lo recóndito de mis sentidos provocando que mis
pliegues vocales emitan esas armonías a semejanza de tan magnífica ejecución.
¡Oh melodía musical!, haces que mis labios
congelen una suave sonrisa, mis pulmones se colmen con oxígeno, mi diafragma se
acomode y pueda emitir esos sonidos que encandilan y mi cerebro evoque al
Creador para humildemente darme cuenta que solo Él pudo haber dotado de tanto
potencial al ser humano, gracias mi Dios porque, además de todo, nos diste la
capacidad de desarrollar inteligencia musical para poder apreciar lo bello
desde otra perspectiva. Porque calas recónditamente mi sistema sensorial, haces
vibrar mi cuerpo y erizar mi piel cada vez que escucho una buena nota musical…,
amo la música…
La
cadencia pausada del “Concierto de Aranjuez” ha provocado una efímera nostalgia
en mi ser haciendo que una lágrima lubrique mis ojos…, los abro para volverme a
embelesar con tu enternecedora mirada y sonrisa… siempre presentes, acogedoras,
esperanzadoras… distingo el elevar de las notas y su prolongación hasta formar
la composición que el autor quiere transmitir y siento necesidad de respirar
profundo, un largo suspiro cercano al sollozo, la emoción debe haber provocado
que algunas de mis células necesiten más oxígeno para renovarse y regenerarse
con nuevas vivencias y al elevarse el tono de la canción inspiro
insondablemente encajando a la perfección con la entonación para luego espirar
emitiendo el sonido tarareado al unísono con la pieza musical… y se ejecuta en un
tono grave, bello, elegante, fascinante a mis sentidos… nuevamente el cambio de
nota acongoja mi ser evocando ese largo camino incierto que aún me queda por
recorrer, encrucijadas que retan mi inteligencia y experiencia… pero que asumo
en toda su extensión, reto al fin aún no ha logrado acapararme, aún distingo rendijas
por donde trascenderé para sobrepasarlo, mirarlo en su totalidad y amansarlo
cual pura sangre salvaje y sabes, por el parangón, que cada reto se asemeja a
ti…
Suenan
“Los Campanilleros” con ese ritmo más alegre que me invita a mover los pies y el
cuerpo… sonríes, porque sabes cuánto me encanta bailar… nos regocijamos danzándolo, otra vez mis músculos faciales se
han contraído espontáneamente y esbozo una “Sonrisa de Duchenne” así de
genuina, real, espontánea…, vueltas, giros y picardía…
“El
Vito” permite continuar con el baile, ahora con pasos más firmes y tratando de
hacerlos complejos para no desentonar con la canción, tropezamos a propósito
para acercarnos y elevando los brazos ambos nos desplazamos sincrónicamente
cual expertos bailarines y carcajeamos como muchas veces lo hemos hecho al
bailar solos o en lugares públicos y como dice nuestra primera niña bonita con
sus aires de madurez: “ojalá bailaran toda su vida porque se les nota tan, pero
tan bien, complacidos, es que dan ganas de mirarlos y mirarlos sin descanso
porque parece que se acaban de conocer y se complacen al límite…” segundos de
danza casi flamenca, la respiración se agita por el arrojo del baile, al compás
de la música, disminuimos el ritmo con “Granada”, melodía más cadenciosa, me
acercas a tu pecho y eso me magnetiza a tu cuerpo, siempre vigoroso, palpitante,
puedo palpar esos bíceps y tríceps fortalecidos en su punto desde siempre; me
abrazas con más energía, bailamos en silencio, a pesar de estar tan cerca no puedo
adivinar tus pensamientos ni tú los míos, pero el momento es mágico, no hay
espacio para nadie más y sabemos que lo que pensemos será para perennizar el
momento… aquí se me ocurre escribirlo a pesar que no encontraré los términos
adecuados para expresar como lo siento…
Ahhhhhh,
que delicia angelical, las diáfanas notas de “La Leyenda del beso”, realmente
han provocado que hagamos inolvidable el momento con ese rozar apasionado de
nuestros labios y de toda tu anatomía
que se entrelaza con la mía… cierro los ojos para sentir con el alma la belleza
de la música combinada con tus manifestaciones de amor… presente, dispuesto,
constante, tolerante, guardián, soportable, a veces tirante porque no alcanzas
a comprender que mis ojos traspusieron el horizonte y los tuyos aún no, pero aquí
estás, dispuesto a seguir creciendo…
El turno de ese “Capricho
Árabe” nos vuelve a calmar sin que por ello deje de disfrutar esa constante miel
melódica…y el tiempo ha detenido su
curso para admirar mi pasión por el arte y porque en este instante la velocidad
de nuestras vidas se ha incrementado a la de la luz cuando recorre el universo…
“La Habanera” trae un sabor latino a mi boca y acompaño esa melodía cantando
sin letra… “Malagueña” nos ha hecho recordar a tardes de sangre, sol y arena de
todas las épocas vividas… me complace enormemente el momento, respiro, admiro,
te siento, te acaricio, cierro los ojos al comenzar a escuchar “Romance
Anónimo” y tomándolo como fondo hago del pasado un manto blanco infinito donde
poco a poco pinto con los óleos de mis recuerdos escenas de mi niñez y
adolescencia, sin proponérmelo mis ojos se han llenado de lágrimas por la
emoción inefable que me embarga al retroceder mis recuerdos vertiginosamente más
de dos décadas; resaltan en fracciones de segundo decisiones tomadas y no
tomadas de lo que pudo y no pudo ser, rostros y miradas imborrables con
diferentes expresiones que tengo aún grabadas con total nitidez y con mínimos
detalles en alguna parte de mi masa encefálica; hechos sucedidos que
enriquecieron mi humanidad cuando me tocó vivirlos y que ahora me tienen acá
producto de todo lo que fui y soy, sé que me abrazarás con la energía exacta
para calmarme y sin emitir palabras entenderé lo que me has querido decir para
volver a sonreír y así lo haces… alimento constantemente mi ser con dosis de
fortaleza prodigada por la autocrítica, el autoconocimiento, los principios
éticos, la ciencia, mucha, mucha lectura y todo lo que necesite para trascender
a los problemas, a las mentiras, a la incertidumbre, a los prejuicios, quiero
un mundo en donde los géneros no cuenten, en donde las creencias nos unan, en
donde la riqueza satisfaga necesidades reales y no egos ni traumas, quiero un
mundo en donde las personas decidan con libertad con quien quieren estar y no
estén donde están arrastrados por las circunstancias ocasionadas por falsos
testimonios o por conveniencias de grupos de poder… miro al cielo y siento a
los ángeles observarnos complacidos… son pocos segundos del tema; le siguen
acordes más enérgicos y ritmos modernos que volvemos a bailarlos, ya las
sonrisas marcan líneas en los costados de nuestras sienes… pero sigues jovial y
bromista y finalmente haces una de esas reflexiones que no hay manera de
discutirlas porque ni dicen nada y suenan incoherentes pero hacen tanta gracia
y con ese gesto de levantar las cejas y bajar la mirada en señal ceremoniosa y sabia ya no hace falta más para
reír sin parar, me siento libre, estoy contigo en libertad, con toda la
capacidad para decidir cómo, cuándo,
donde, aún hay cosas que te suenan a extraterrestre pero te aseguro que no
estoy inventando nada para aprovecharme, seguimos a carcajadas aparentemente
sin porque, pero sabemos que reímos porque hemos caminado en positivo, sin
dañar a los demás, aunque en el camino nos hemos lastimado ambos, prolongaremos
esta sonora carcajada sin parar aunque la música ha dejado ya de sonar…